Las nuevas generaciones, caracterizadas cada vez más por su preparación de cara al mundo laboral, siguen enfrentándose a una tasa de desempleo en España todavía por encima de la media europea. Pese a la aparición de nuevas metodología educativas y la creciente importancia de la práctica en la formación, es curioso observar cómo las empresas siguen teniendo grandes dificultades a la hora de encontrar y captar talento joven. En concreto, un 72% de las empresas encuestadas en el informe “El futuro del empleo y las competencias profesionales del futuro” han confesado tener este problema a la hora de incorporar perfiles recién graduados a sus plantillas.
Lo cierto es que jóvenes y empresas están todavía muy lejos, siendo difícil adivinar qué factores tienen en cuenta los departamentos de recursos humanos de cara a la contratación de nuevos perfiles. Por ello, en este artículo hablaremos de algunas habilidades que debemos adquirir y explotar a la hora de buscar y aplicar a un puesto de trabajo, independientemente de cual sea nuestra formación.
Además de atributos académicos como pueden ser los estudios profesionales, la experiencia curricular, los idiomas o las habilidades tecnológicas y digitales, existen otras que cada vez cobran más importancia a la hora de contratar (en la contratación). Todas estas de las que hablamos a continuación se pueden englobar dentro de las denominadas Habilidades Blandas, habilidades interpersonales y que aportan atributos propios de cada persona. Se trata de competencias que podemos empezar a desarrollar a partir de cualquier edad y que como todo, cuanto más practiquemos más dominaremos. Entre las más valoradas por los responsables de Recursos Humanos destacamos en primer lugar la capacidad de comunicarse, tanto de forma escrita como verbal. Saber generar y mantener relaciones con la gente que nos rodea en nuestro contexto profesional es sin duda la aptitud más valorada por las empresas hoy en día. Otra de las cualidades prioritarias en la búsqueda de nuevos perfiles es la adaptabilidad a los cambios o a nuevas oportunidades, pero sobre todo la curiosidad y mentalidad de querer ir más allá. Esto último, la resiliencia y el deseo de mejorar día tras día en tu trabajo, es una cualidad que siempre debemos tener presente para ser capaz de enfrentarse a los retos de forma lógica y pro activa.
En definitiva, saber demostrar la habilidad de afrontar distintos tipos de situaciones y aportar visiones enriquecedoras y distintas del mundo, instiga a la formación de un líder.
Harry S Truman dijo “no todos los lectores son líderes pero todos los líderes son lectores”. Estar actualizado y enterado de las novedades no solo a nivel nacional sino también internacional es requisito indispensable para alcanzar esa mentalidad de liderazgo, aportándonos un pensamiento crítico y una perspectiva holística de las situaciones. A partir de la lectura y profesionalización en un sector conseguiremos lograr un perfil integral y completo que aportará mayor credibilidad y poder de convicción a la hora de ser contratado.
A su vez, el liderazgo es una habilidad que a través del trabajo en equipo, la organización de tareas y el reparto de responsabilidades más se trabaja. Sumar experiencias variadas y la participación en actividades de equipo también está muy valorado.
Por último es importante mencionar que cueste lo que cueste hay que intentar encontrar aquello que más disfrutemos haciendo, solo de esta manera y con pleno foco en resultados podremos obtener la motivación y fuerzas para querer aprender más y convertirnos en unos profesionales en lo nuestro.